Verband biologische klok, hartfalen en hersenziekten

maandag 29-april-2019

Los bebés recién nacidos con una carencia de vitamina D tienen mayor riesgo de padecer esquizofrenia más adelante, según demuestra un estudio australiano-danés. La suplementación de vitamina D puede ayudar en algunos casos a prevenir el desarrollo de este trastorno cerebral. 
 

La vitamina D no solo es importante para tener unos huesos sanos, sino que, como neuroesteroide, también tiene una influencia clave en el cerebro en desarrollo y en el del adulto. Entre otros, tiene un papel estimulante y protector de los nervios, y puede modificar la neurotransmisión y la plasticidad neuronal. En consecuencia, cada vez más estudios epidemiológicos apuntan a que un déficit de vitamina D está asociado a trastornos psiquiátricos y enfermedades neurodegenerativas, como la esquizofrenia. La esquizofrenia es un trastorno cerebral con síntomas como alucinaciones, ideas alejadas de la realidad y alteraciones cognitivas.


La falta de vitamina D es un problema a nivel mundial, y el nivel de esta sustancia en el feto depende completamente de la madre [1]. En este estudio de la Universidad de Queensland (UQ, Australia) y la Universidad de Aarhus (Dinamarca) se ha descubierto que los recién nacidos con carencia de vitamina D tenían un 44% más de riesgo de ser diagnosticados de esquizofrenia en la edad adulta que los adultos con un nivel normal de esta vitamina. El estudio está publicado en Scientific Reports [2].


Responsable del 8% de los casos de esquizofrenia

El estudio está basado en muestras de sangre recogidas entre 1981 y 2000 de 2602 recién nacidos daneses que tenían un bajo nivel de vitamina D y que desarrollaron esquizofrenia en la primera adultez. Estas muestras fueron comparadas con otros individuos que coincidían en cuanto a sexo y fecha de nacimiento y no habían desarrollado la enfermedad. Este resultado ha confirmado los de otro estudio anterior, también realizado por el Queensland Brain Institute de la UQ [3].


Los investigadores han estimado que la carencia de vitamina D neonatal probablemente sea responsable del 8% de los casos de esquizofrenia en Dinamarca. Este descubrimiento podrá ayudar en algunos casos a prevenir la enfermedad tratando el déficit en los primeros momentos de la vida, afirman los científicos. Se trata de un caso parecido al de la suplementación con ácido fólico, que puede ayudar a prevenir la espina bífida. 


Menos horas de sol o uso de crema solar

Los estudios se han basado en otros anteriores en los que se demostró que había más riesgo de esquizofrenia si alguien había nacido en invierno o primavera y en un país de latitudes altas como Dinamarca. Esto condujo a la hipótesis de los investigadores de que un bajo nivel de vitamina D (por falta de sol) podría ser una posible causa del riesgo de esquizofrenia. Añaden que, aunque Australia sea mucho más soleada, también aquí puede darse falta de vitamina D en las mujeres embarazadas por la costumbre de evitar el sol o broncearse de forma segura con cremas solares. 


Otros factores de riesgo

La esquizofrenia está asociada con mucho más factores de riesgo. Por ejemplo, en otro estudio se vio que un menú con muchos carbohidratos refinados, azúcares y grasas saturadas también constituye un importante factor de riesgo. Una dieta que no sea sana hace bajar la producción de FNDC y NGF (neurotrofinas, o factores neuroestimulantes), lo cual puede hacer que se formen menos dendritas y sinapsis y, en consecuencia, que se desarrolle esquizofrenia, como indica esta investigación [4].


Fuentes

[1] Groves, N.J., Vitamin D as a neurosteroid affecting the developing and adult brain, Annu Rev Nutr. 2014;34:117-41. doi: 10.1146/annurev-nutr-071813-105557, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25033060 en http://www.naturafoundation.nl/monografie/vitamine_D.html

[2] Darryl W. Eyles et al, The association between neonatal vitamin D status and risk of schizophrenia, Scientific Reports (2018).  DOI: 10.1038/s41598-018-35418-z 

[3] John McGrath et al., Neonatal Vitamin D Status and Risk of Schizophrenia, A Population-Based Case-Control Study, Archives of General Psychiatry, 2010;67(9):889-894. doi:10.1001/archgenpsychiatry.2010.110 

[4] Peet M., Nutrition and schizophrenia: beyond omega-3 fatty acids. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids (2004, Apr;70(4):417-22), https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15041037